Add parallel Print Page Options

Era tal como la había visto en las otras visiones, primero al lado del río Quebar, y luego más tarde en Jerusalén cuando vino para destruir la ciudad. Caí, rostro en tierra. Y la presencia majestuosa del Señor entró en el templo por la puerta que daba al oriente. Luego el Espíritu me alzó y me trajo al patio interior; y la presencia majestuosa del Señor llenó el templo.

Read full chapter